jueves, 3 de enero de 2008

Ojos ojos ojos

El viaje comienza con varios inconvenientes. Dos horas de retraso. El autobús está casi lleno. Estoy sentada en el último asiento. El calor es sofocante a pesar de que casi es de noche. En dos días estaré de vuelta en mi vieja ciudad, tan añorada. Aquella ciudad casi en ruinas que abandoné inútilmente por eso que la gente llama irónicamente fortuna. Recorrí el mundo buscándola. No la encontré. Sin embargo la vida me recompensó con experiencias, algunos conocimientos, amigos y algunos amores. Bueno, muchos amoríos y ningún amor. Mi equipaje está lleno de nostalgias, lágrimas y uno que otro recuerdo. Mis músculos van relajándose poco a poco. El sueño se presenta al fin con sus ligeras cortinas, trayendo consigo un trago de olvido, como aquel vino que tanto me gusta. Cierro los ojos.- "Cuidad T. Media hora para comer".Apenas alcancé a oír estas palabras que llegaban desde la cabina del conductor: un hombre de mirada gastada al igual que su traje azul.Mis píernas resentidas del sedentarismo, sólo piden moverse un poco. Me dirijo a la estación, un lugar confuso donde las personas van, vienen o esperan pacientemente, formando una hermosa masa. Mis bolsillos casi vacíos intentan convencer al estómago de no pedir alimento. Trato hecho. Termina sobornándolo con un café y un cigarro...tal vez dos.Por suerte traje el periódico que compré hace una semana. Siempre es un alivio leer las noticias pasadas, claro, tomando en cuenta que todas lo son.MUEREN 100 PERSONAS EN ACCIDENTE .T. Agosto 25. Un autobús que viajaba a N. cayó a a un barranco a causa de la neblina.¡ Ptass! Cierro el diario decidida a no dejarme seducir ante esas fatales casualidades que se presentan de vez en vez. De sobra sé que no existen tales cosas...quizá tengan otro nombre. Levanto un poco la vista y divertida me descubro sentada en una espantosa banca gris.Me distraigo un poco mirando las maletas esparcidas por el suelo, por cierto, también gris. Podrían ser doscientas o mil, qué sé yo. Reviso mi reloj, Veinte minutos. El aburrimiento me hace contar el teimpo como todo aquel que espera que suceda algo: en retrospectiva. Al frente, en otra banca...un hombre. Su forma elegante de vesir, llamó mi atención. Zapatos brillantes. sombrero, gabardina y pantalón, inmaculadamente negros. Rostro pálido, rasgos indefinidosy unos ojos desconcertantemente inexpresivos que justo en este moemento se están fijando en los míos. Sonrío y un poco turbada regreso a las maletas. Sigue observándome. Diez minutos. Decido alejarme. Levanto mi café y el diario...esté ultimo cae al piso y de qué modo...por la distancia, pareciera que se cayó alguna canica.El hombre se apresura a levantarlo y me lo da con unos modales ciertamente encantadores. Musito un gracias y camino lo más rápido posible a la salida. Mi respiración de acelera, tiemblo un poco.Afuera, frío. Me recupero y no puedo evitar recriminarme mi torpeza. Sonrío otra vez. Me acerco el cigarrillo a la boca y de pronto, una mano pálida acerca una llama azul. Sé a quién pertenece . Giro mi cabeza y un rayo de luna ilumina aquel esperado rostro, pero esta vez, extraordinariamente hermoso. Se coloca muy cerca de mí. Su hombro casi roza el mío.-¿Qué haces en este lugar?- le pregunto.-Te estaba esperando.Ya no importa el autobús que va alejándose, ni el tiempo, que empieza a transcurrir ya de manera normal.Me toma de la mano. Estamos caminando en una carretera obscura, no hay coches ni luces.Seguimos. Ni una palabra. Así, pasa lentamente una hora. Al fin nos detenemos en una curva pronunciada al borde del abismo. No tengo miedo. Él se coloca frente a mí...lo veo como en aquella banca gris...pero, sus pies, sus zapatos brillantes están sobre la nada.Al fin recuerdo...hace una semana...Toco mi rostro, está húmedo. Mis manos se llenan de sangre. Entiendo todo. En su mirada antes inexpresiva hay un destello de compasión y de algo más. Me besa. Un paso mío y su misión estará cumplida. Inexplicablemente mi cuerpo avanza y en un instante caigo vertiginosamnete. A escasos metros del suelo una pálida mano me detiene delicadamente.... - "Cuidad T. Media hora para comer". Abro los ojos.

3 comentarios:

Pexo dijo...

Que onda... no se si ciudad T es T o es en C... el chiste es saber donde andas y como te ha ido? Por cierto, no se como agregarte como contacto!

Todos tus muertos dijo...

Ya me tiene harto T. bueno, espero que su T. sea la misma T. que conozco.

Hola, comenzó el cuento con una aliteración, ¿se fijó?, ¿o nada más le gustó el sonido?. Saludos.

Consolation Des Arts dijo...

Hola...otra vez. Mh...Aharon, me temo que no recuerdo lo que es una aliteración....con este frío a uno se le olvida todo.
David, creo que tienes que ir al formato, y después agregar un elemento, creo....no sé, a mi me costó también mucho trabajo agregarlos. Saludos....